sábado, 9 de diciembre de 2017

SIPEVANGELICO Radio Podcast






Vela por mí tú que estableces la justicia. (Salmo 7:7)


El título de este salmo nos indica que fue escrito debido a un tal Kus de la tribu de Benjamín. Dado el tono del mismo podemos suponer que se redactó en relación a los episodios relacionados con la rebelión de Absalón, el hijo de David. Todo parece indicar que la tribu de Benjamín, de la que procedía el anterior rey, Saúl,  tenía asuntos pendientes con el rey y aprovechó el golpe de estado para sacarlos a relucir; recordemos el caso de otro benjaminita, Simeí, quien maldijo públicamente a David cuando este huía de su hijo el golpista Absalón. El contexto del salmo nos indica que David, como sucedió en el caso de Simeí, no actuó directa y abiertamente contra aquellos que le vituperaban y desacreditaban, sino que proclamó su inocencia delante del Señor y espero que fuera Él quien le reivindicara. 

Para mí este es un principio espiritual de primer orden que me indica las pautas para actuar cuando mi nombre o mi ministerio es cuestionado, criticado y vituperado. La lectura del salmo me muestra esas pautas que usó el salmista y que me sirven de guía para mi propia actuación. En primer lugar, reconoció el carácter del Señor como Dios justo; esto es importante porque puedo esperar de Él, sin duda a su tiempo, una intervención justa en mi causa. En segundo lugar, el salmista tuvo la suficiente honestidad para hacer un auto-examen de su propia vida y tratar de descubrir si había algo de verdad en las acusaciones que recibía. Finalmente, David dejó su reivindicación en manos del Señor, consciente de que Él cuidaría de la misma como así fue.

He aprendido que mi credibilidad y mi reputación están en las manos del Señor; que cuando recibo crítica debo ser lo suficientemente honesto para examinar y valorar aquello que se dice de mí, incluso rectificar si es preciso; pero, en definitiva, he tomado la decisión que será el Señor quien, si es necesario y en su debido tiempo, reivindicará, cuidará y limpiará mi nombre. No moveré un dedo por hacerlo yo mismo. 


¿Cómo reaccionas cuando eres criticado o vituperado? ¿Cómo pueden ayudarte estos dos pasos: examinar lo que se dice de ti y dejar tu reputación en las manos del Señor? ¿Existe alguna situación específica en la que puedas aplicar hoy y aquí estos principios?






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